De nuevo otra Viernes más nos encontramos
siempre con algo especial en la Casa de la Misericordia, una tarde cargada
sobre todo de emociones y sentimientos que nos han ayudado a crear unos
vínculos muy especiales con nuestros mayores.
Comenzamos la tarde creando un ambiente
especial, habíamos investigado un poquito sobre los pueblos de los residentes y
como homenaje, les hicimos un pequeño vídeo. Ellos nos iban explicando que imágenes aparecían y como era lo que habían vivido allí durante su vida.
Poco a poco fuimos conociendo cada uno de sus
sentimientos y emociones al recordarlos parte de su vida, su familia, amigos,
trabajo…
Pero lo más bonito de la tarde estaba aún por
llegar. Y aquí viene la pequeña historia:
“Érase una vez… unos
chicos y unos mayores que quisieron crear un lazo de unión entre unos y otros.
Entre todos empezaron a
pensar como unir ambas edades y llegaron a la conclusión de crear un pequeño árbol.
Este árbol al principio
estaba vacío y sin hojas, pero tenía unas raíces fuertes y firmes que le hacía
mantenerse en pie, sin que se quebrara su tronco ni sus ramas.
Un día llegaron unos
pequeños dedos, el de los más jóvenes, que buscaban siempre aferrarse a una rama
fuerte, y ahí encontraron su árbol.
Empezaron a plasmar en el
todos sus dedos, para que sus ramas florecieran, cual fue la sorpresa, que
parecía que aún faltaban dedos y con la ayuda de los jóvenes, los mayores
pusieron los suyos también.
Cuando terminaron,
comprobaron como ese árbol, vacío y casi sin vida, se había convertido en un
hermoso árbol cargado de colores y esperanza en el futuro.
FIN”
¡GRACIAS A TODOS POR CREAR ESTA MARAVILLOSA HISTORIA!
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