Si echamos la vista atrás de
un año hacia aquí, se puede afirmar, que han cambiado mucho las cosas. Pero
sobre todo se ha mantenido una, y creemos que es la más importante: “LA ILUSIÓN
Y LAS GANAS DE ESTAR TODOS JUNTOS”.
Volvimos de nuevo el pasado
Viernes 7 de Noviembre, a esperar que el autobús apareciera de nuevo para
llevarnos a Navaluenga. Un viaje, cargado de nuevo con mucha alegría, ilusión,
música y ganas de volver a reunirnos con nuestros compañer@s, que por diversos
motivos, en ocasiones, no podemos juntarnos con ellos normalmente.
Todo transcurrió con normalidad
durante el trayecto de ida, pero a la llegada allí, a nuestra casa, nuestro
punto de encuentro para el fin de semana, se volvió impactante. Algo pasó que
nos lleno de angustia, rabia y decepción en ese momento: “NO PODÍAMOS TENER EL
MOVIL”. Es de esos momentos, en que dos trenes chocan a alta velocidad, y no se
puede hacer nada por detenerlos, ni si quiera, echar el freno.
Las infinitas preguntas
empezaron a agolparse: “¿Pero por qué hacéis esto?, ¿Os parece justo?. A nosotros
no nos hace gracia, si llego a saber que no tengo el móvil, sí sí…no me volvéis
a ver el pelo. Me acabáis de decepcionar, esto no se hace. Esto nos lo teníais
que haber avisado antes. Mi móvil, es mío y no tengo porqué ponerlo ahí. Me
vuelvo a casa…”
Por fortuna, la vida, es así,
momentos de impacto, de riesgo y porque no, de miedo a reacciones y
sentimientos que se provocan en esos instantes. Una gran tormenta, con rachas
de lluvia que van y vienen…pero la gran lección no es como apaciguar esa
tormenta, si no, como aprender a mantenerse en ella hasta que se calma. Aquí es
donde podemos decir que: “Después de la tormenta, siempre llega la calma”. Una
calma que tardó, un pelín en aparecer.
Los juegos de inicio fueron
nuestros “paraguas”, nos ayudaron a no calarnos ni mojarnos más, si no a
compartirlos con los otros para que todos estuviésemos resguardados de esa
tormenta tan intensa.
Buscamos entre todos, un
refugio, donde la lluvia tan fuerte, aunque seguía cayendo, quedara fuera. La
cena y llenarnos el estómago, hizo que se pudiera mirar todo desde otro punto
de vista, ese calor desde dentro y no la fría y humedad exterior que había.
Más calmados y un poco mas
cansados, hicimos el cine- fórum, y aunque la peli de habla colombiana, no
resulto muy útil porque no entendíamos su lenguaje, si que nos hizo fijar
nuestra atención en ciertas imágenes, situaciones y momentos de riesgo que se
viven en la vida, que aunque no los veamos, existen.
Una reflexión que nos hace
pensar que: “La vida, son momentos de impacto, de riesgo, de cambio, de
principios o de finales a los que tenemos que dar un #esparadrapazo. Y a partir
de ahí…#hacerlopoquitoqueestaenmi para que pueda #cambiarelmundo, sabiendo como
Santa Teresa que…LA COSA NO ESTA EN HABLAR MUCHO, SINO EN AMAR MUCHO. Con todos
esto ya podemos afirmar que… #puedoestarsinmovil”.